Victor Hugo Manzanilla
Co-Fundador EGM™. Emprendedor en serie. Autor bestseller con 4 libros publicados. Ejecutivo con más de 15 años de experiencia en empresas Fortune 500. Su última empresa MicroSalt® cotiza en la bolsa de Londres por 20M. Graduado del programa Core de Negocios de la Universidad de Harvard y galardonado con el premio “Star Entrepreneur”. Actualmente es Mentor de varios negocios que facturan en conjunto más de $1billón de dólares al año.

Los tres tipos de emprendedores y la razón del por qué la mayoría fracasa

¿Qué significa emprender?

Emprender o emprendedor viene del latín “in” “en” y “prendere”. La palabra emprender significa tomar, ver una oportunidad y tomarla. Entonces el emprendedor es aquella persona que ve una oportunidad y decide ir por ella, decide dar el paso, decide ser proactivo y aprovechar esa oportunidad. De ahí viene etimológicamente la palabra “emprendedor”.

Emprender proviene de un anhelo que se transforma en decisión para luego convertirse en una pasión. Ambición por convertirnos en nuestro propio jefe, por desarrollar nuestro propio negocio. Este anhelo de emprender, responde probablemente, a que nuestro empleo no nos llena, no nos satisface y, si lo hace, de todas maneras “algo” (quizás esa pasión por descubrir un problema y resolverlo) nos llama a independizarnos.

¿Cuál es el error número uno de la mayoría de los emprendedores?

El error por el solemos comenzar es confundir un trabajo con un negocio. Salimos a la calle y creamos una empresa que nos emplea a sí mismos y, sin necesidad de entrevistas o recomendaciones, nos convertimos, en vez de en empresarios/emprendedores, en un auto empleado que termina trabajando muchas más horas, corriendo riesgos mucho mayores y ganando menos dinero que en el empleo que teníamos.

Nuestro deseo de ser un hombre o una mujer de empresa sucumbe ante la realidad de un exempleado que ahora es un operador de negocios con una dramática diferencia: cuando somos un operador, el negocio depende de nosotros. Si no estamos presentes, el negocio no produce y simplemente regresamos a nuestra condición de empleados.

Tal puede ser el caso de un abogado o médico que decide montar su propia oficina o consultorio. Se trata de negocios propios sin las desventajas de un jefe, sí, pero si no acuden diariamente en el horario acordado no habrá manera de atender ni a pacientes ni a clientes. El negocio no producirá dinero. Si se toman un mes de vacaciones, pues serán treinta días sin ganancias.

Un mal intercambio

Intercambiar tiempo por dinero es un mal negocio. Tiene una desventaja de base, intercambiamos algo que es finito (las 24 horas que apenas tenemos cada día, de las cuales un gran porcentaje no son productivas) por algo que es virtualmente infinito (no hay límites para el dinero que puedas ganar o almacenar).

Un intercambio de ese tipo, en el caso de un operador de su propio negocio, además de un error, es una contradicción. Creamos un trabajo para nosotros mismos y no un negocio y, aparte de grandes posibilidades de quiebra o fracaso, en el mejor de los casos, puede que terminemos atados y esclavizados, cuando nuestra visión inicial, cuando quisimos emprender y tomar el riesgo de independizarnos eran justamente por los beneficios que podían traer a nuestra vida; no solo los referidos al dinero y éxito financiero, sino también a la libertad que nos podía ofrecer nuestro propio negocio.

¿Cuántos tipos de emprendedores hay?

Existen tres tipos de emprendedores. Con mucho valor por sí mismos, pero también con algunas debilidades; sin embargo, juntos, pueden ser invencibles.

 

1) El Artista

¿Quién es el artista? La mayoría de las personas que comienzan un negocio son los artistas. Tienen una idea, se enamoran de ella, y creen instantánea y decididamente en su producto o servicio y se atreven a aventurarse al emprendimiento. Se siente seguros de tener un producto tan bueno como lo puede ser probada solvencia y pasión por lo que hacen, desde hornear galletas o pasteles hasta plomería, barbería, medicina, derecho o contabilidad, van entusiasmados a tener un negocio exitoso.

Lo que pasa es que los artistas (me encuentro entre ellos) tendemos a creer que ser excelentes y capaces en lo que hacemos significa ser buenos en los negocios, y no: son dos animales diferentes.

Entonces, el artista comienza y, como no es bueno para los negocios, ¿qué es lo que hace? Crea un auto empleo porque eso sí lo sabe hacer, porque era empleado antes. Crea un trabajo en vez de un negocio y padecen las consecuencias que hemos mencionado antes.

No entiende sobre finanzas, liderazgo, cómo vender, servicio al cliente, problemas legales… Terminan en ese limbo, entre “operar” el negocio y buscar clientes, y eso hace que el emprendimiento sea muy difícil de manejar sin alguien que diseñe y supervise sin procesos, sin alguien que esté vendiendo y trayendo prospectos de manera constante.

2) El Vendedor

¿Quién es el vendedor? El vendedor es aquella persona cuya pasión no es en el producto, es más, honestamente, el producto no le interesa. Su verdadera pasión es la venta, la transacción, su deseo es poder conseguir algo barato, venderlo caro y ganarse la diferencia. Es diferente al artista, vive para la venta.

Mientras el artista puede pasar todas las noches y todo el fin de semana creando un producto espectacular, un servicio perfecto, planificando, midiendo, asegurándose que todo salga bien. Al vendedor piensa en términos de ¡rápido! ¿cuánto nos cuesta? ¿cuándo estará a la venta? ¡vamos a comenzar ya!

Sin embargo, toda esa capacidad para vender durará poco en solitario. Sin un artista que se enfoque en hacer un buen producto, en diseñar un buen servicio, el vendedor termina por vender basura. Por más ventas que logre, sus clientes jamás van a repetir una compra, no volverán,  porque terminarán decepcionados e insatisfechos.

3) El Líder

El líder es aquella persona con la pasión de crear la organización, los equipos, los procesos. Su obsesión es que el negocio funcione bien, que todo esté engranado y en buen funcionamiento. En su mente bullen la planificación y la necesidad de crear procesos donde el cliente pida una cotización, se la mandamos, el cliente la aprueba, inmediatamente salimos y cuanto antes entregamos. Después hacemos esto o aquello, lo que haga falta para crecer y ser mejores. El líder quiere y le gusta que el equipo aprenda, que se desarrolle para escalar.

El problema del líder es que puede terminar encerrado en su mundo y caer en la parálisis del análisis, prometiendo y postergando víctima del perfeccionismo; dedicado a sus planes y proyectos, pero incapaz de actuar y ejecutar un negocio.

¿Cuál de los tres tipos de emprendedor garantiza el éxito?

Sin duda, un emprendimiento exitoso requiere de los tres, ninguno por sí mismo es suficiente. Tenemos que beneficiarnos de lo mejor de cada uno y formar un triángulo virtuoso; pero ¿cómo podríamos, si estamos comenzando un negocio? Bueno, lo primero es entender que existen habilidades en cada una de estas tres personas que podemos desarrollar, aún cuando habrá vacíos que no podremos llenar.

Entretanto, podemos intentar contratar por comisión o buscar asociarnos, con un emprendedor que nos complemente. Por ejemplo: si eres un artista, podrías asociarte con un vendedor o vendedora para que tu producto comience a existir donde todo se decide… allá afuera.

Te invito a descubrir por tí mismo cuál de los tres eres y una vez que lo hagas disponte a  actuar y, como recomiendo siempre: sé valiente, sé persistente, sé diferente.

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